Agresivo. Resultado desconocido -Carter-

por **Reginald Davenport** Miér Dic 08, 2010 3:30 pm

De noche. El castillo parecia desierto. Solitario. ¡Qué paz! Aunque sería mucho mejor si no hubiese en el ambiente aquel desagradable y hediondo olor a chucho mojado. Mis pensamientos diVagaban mientras recorria los vacios corredores donde el viento podría helar la suave piel de las más dulces pres... alumnas. Pensar en aquellas humanas, de sangre caliente palpitando dentro de sus cuerpos, me hizo recordar el maldito hambre que tenía. El ardor en la garganta por la necesidad de sentir resbalar el nectar rojo, tibio y dulce por esta, alimentándome, saciando la sed acuciante. ¿Cómo esperan esos insectos insignificantes que nos alimentemos de ardillas y pajarillos? Para mí era incomprensible aquello, negarse al placer de la sangre. Tan increiblemente estupidos, ¿cómo era que nosotros criaturas poderosas habíamos debido mantenernos a la sombra de la humanidad? Humanos, qué son, nada más que recipientes que encierran en si mismos los pecados, esos mismos pecados por los que esperan ser perdonados tras la muerte. Pobres infelices, ¿por y para qué esperar la muerte cuando puedes con tan solo un "si, hazlo" obtener el mayor regalo? La inmortalidad. Tantas historias sobre nuestra especie. Tantas leyendas y rumores. Todo mentira. Una gran mentira, ¿para qué? Para seguir atrapados en la sombra, ocultándo nuestros instintos. Horrible y humillante, ¿cómo podíamos permitir semejante ultraje a esta nuestra especie? No entendía cómo nosotros quienes poseíamos el poder, la fuerza, el control sobre la vida y ahora el dominio de la magIa podíamos permitir que fueran los humanos los que dominarán el poder y la economía.

Me detuve en mitad de un pasillo totalmente vacío, girando sobre mi mismo empecé a preguntarme donde diablos me habían llevado mis pies, cuando unos pasos se oían avanzando tras de mí por el pasillo antes de girar una esquina. No podía tratarse de níngún perro, tampoco de ningún humano, pues en ambos casos podría haberlos detectado sin pensar demasiado en ellos. Un vampiro. ¡Oh si! No podía ser una inofesiva alumna que extraviada se acercase a mis brazos y a mis... colmillos. Me importaban bien poco las reglas, yo necesitaba abastecerme de sangre fresca y nadie me impediría hacerlo, pero no... debía ser un vampiro, al menos esperaba que fuese alguna chica.

Los pasos seguían acercandose. Con la espalda apoyada en la pared esperé.

por **Aya Carter** Sáb Dic 11, 2010 7:07 pm

La luna se había escondido entre las nubes. Los pálidos resquicios de luz que se dejaban entreveer apenas iluminaban los terrenos del castillo, condenados bajo un cielo plomizo. Acomodé mejor la cabeza sobre la piedra fría y muerta del alféizar donde estaba sentada, cerrando los ojos para calmar mi sed. Se notaba que la nueva temporada escolar había comenzado, no solo por los nuevos alumnos, sino por los nuevos vampiros vegetarianos que por el momento habían peinado la zona de los alrededores en busca de comida fresca. Arrugué la nariz hundiéndola todo lo que podía dentro de la bufanda de color claro. Se podía oler la tibia sangre de los animales muertos a muchos metros de distancia. Deseaba mas que nada que de un momento a otro se pusiera a llover. Un simple chaparrón y todo se volvía puro y nuevo, como si la ciudad reviviera de entre sus cenizas. Y el olor desaparecería.

Las celebraciones en Hogwarts habían dado comienzo hace unas horas con el motivo de la entrada de los nuevos alumnos a la escuela de Hechicería. El Gran Comedor disfrutaba de los tradicionales manjares preparados por los elfos domésticos, la expectación de los de primer curso y la típica charla de Bienvenida. Este año mas especial y aterradora desde que teníamos a Snape en dirección.
Mi llegada no había sido tan alegre como tenía en mente. Después de la polémica discusión conmigo misma sobre si debería volver o no, basándome en las experiencias del último año, ahora tenía lugar las represalias imaginarias sin fundamento sobre la decisión final. Me dí un golpe con la nuca en la pared. Maldecía ser una maldita chupasangre en estos momentos.

Dejando a un lado la conversación de yo misma y conmigo, abandoné pudrirme en la ventana de la Torre de Astronomía por empezar algo productivo en este primer día del año, algo como ir a por los libros de los cursos siguientes. Bajo la condición de vampiro podía elegir las clases que mas me interesaran sin tener cuenta el año correspondiente con la edad, algo bastante cómodo si no pensabas repetir todos las asignaturas una y otra vez año tras año.

Deslizando mis botines sobre el pavimento, llegué a la séptima planta, donde se ubicaba la Sala de los Menesteres que se auguraba vacía, en cambio una presencia se hacía notable por su olor nada mas girar la esquina.

- ¿Qué haces aquí? - Pregunté adelantándome hasta quedar enfrente del tramo de pared vacío justo a la derecha de donde estaba apoyado un chico de forma altiva, de brillo malicioso en los ojos y sonrisa de intenciones sospechosas. Rasgos típicos de su casa.
Posé la vista sobre sus ojos, rojos claro, unos segundos, escrutando su mirada oscurecida por la falta de luz y el exceso de carácter. Ladeé la cabeza, señalando la puerta- ¿Piensas entrar, Slytherin?

Agresivo. Resultado desconocido -Carter-

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